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Acabar con el racismo exige un “arduo trabajo espiritual” y un compromiso eucarístico, dice el arzobispo Pérez en carta pastoral

El arzobispo de Filadelfia Nelson J. Pérez ha publicado una carta pastoral sobre la sanación racial, en la que aborda “el grave pecado del racismo” e insta a los fieles a “embarcarnos en una jornada de conversión” como creyentes en Jesucristo y en su presencia real en la Eucaristía.

“No podemos negar que el racismo persiste dentro del cuerpo de Cristo… (infligiendo) un inmenso dolor, división e injusticia en nuestra Iglesia, nuestras comunidades y nuestro mundo”, dijo el arzobispo en “Somos un solo cuerpo”, publicado el 7 de junio antes de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi).

“Filadelfia tiene una larga historia de santos locales que dedicaron sus vidas a luchar contra el racismo y la discriminación, como son san Juan Neumann, santa Catalina Drexel y santa Francisca Cabrini”, escribió el arzobispo Pérez.

Sin embargo, “a pesar de sus monumentales esfuerzos y del trabajo de tantos otros, este mal continúa envenenando nuestras almas, nuestra Iglesia, nuestras relaciones con los demás y con Dios”, dijo. “El racismo destroza el tejido de nuestras comunidades, obstaculiza nuestra unidad e impide la construcción del reino de Dios en la tierra”.

En febrero, tres alumnas dejaron la secundaria St. Hubert Catholic High School for Girls de la arquidiócesis, situada en Filadelfia, tras ser investigadas por crear un vídeo en las redes sociales en el que aparecían con caras pintadas de negro (que se conoce como “blackface”) e insultos racistas.

El incidente atrajo la atención nacional y la rápida respuesta del arzobispo Pérez y su Comisión para la Sanación Racial, creada en 2021.

En mayo, el arzobispo Pérez y la comisión de 18 miembros — compuesta en su mayoría por feligreses laicos de la arquidiócesis — presentaron un cortometraje en inglés y español en el que se hacía hincapié en la naturaleza destructiva del racismo y en la responsabilidad compartida de contrarrestarlo.

El cortometraje mostraba a estudiantes de St. Hubert y otros institutos de la arquidiócesis durante un servicio de oración y un taller antirracista dirigido por estudiantes. También se pidió a las parroquias de la arquidiócesis que rezaran específicamente por la sanación racial en la Misa del domingo de Pentecostés (el 28 de mayo).

En su carta pastoral, el arzobispo Pérez extendió “una profunda disculpa a todos los que han sido heridos por palabras o hechos racistas — sutiles o manifiestos, intencionales o no, pecados de comisión y omisión — en particular aquellos cometidos por miembros de nuestra comunidad de fe”.

“Como el hijo pródigo, hemos pecado contra el cielo y contra usted, y le pedimos su perdón y el de Dios”, dijo. “Con la ayuda de Dios, decidimos hacerlo mejor”.

Citando el Catecismo de la Iglesia Católica (nº 1869), el arzobispo Pérez señaló que “el racismo no se limita al pecado individual”, sino que “(hacen) a los hombres cómplices unos de otros”, creando así “estructuras de pecado que, a su vez, dan lugar a situaciones e instituciones sociales ‘contrarias a la bondad divina'”.

Señaló que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos reafirmó la naturaleza estructural del racismo en su carta pastoral de 2018, “Abramos Nuestros Corazones: El Incesante Llamado al Amor” (“Open Wide Our Hearts: The Enduring Call to Love”).

“Como católicos, estamos obligados a reconocer que el racismo es una mancha en el Cuerpo de Cristo, y si una parte del Cuerpo sufre, ‘todas las partes sufren con ella’, (como) nos dice san Pablo”, dijo el arzobispo Pérez, citando 1 Cor. 12:26. “Eso significa que lo que hiere a uno, incluso si no es intencional, es responsabilidad de todos curarlo”.

Combatir el racismo “requerirá un arduo trabajo espiritual”, que incluye “reflexión y oración, un firme examen de conciencia y el compromiso para desaprender los prejuicios conscientes e inconscientes que pueden haberse arraigado en cada uno de nosotros”, dijo el arzobispo Pérez.

La acción a nivel parroquial es “crucial”, dijo, animando a las comunidades parroquiales a “crear oportunidades de encuentro a través de líneas raciales y culturales para comprender y apreciar mejor la riqueza de la diversidad que Dios nos ha otorgado”.

“Estos eventos y encuentros pueden parecer incómodos al principio, pero estamos llamados a amar a aquellos a quienes no conocemos”, afirmó.

Los católicos también deben “fomentar una cultura en la que puedan tener lugar conversaciones abiertas y honestas sobre la raza”, indicó el arzobispo. “Sólo a través del diálogo podemos ser testigos del dolor que que ha infligido el racismo, las barreras que debemos derribar y de los estereotipos que debemos erradicar. Entonces, y sólo entonces, podremos comenzar la sanación que Jesús nos ordena emprender”.

El presidente de la comisión de sanación racial de la Arquidiócesis de Filadelfia, el padre Stephen Thorne, dijo a OSV News que la carta pastoral es “el comienzo” de una iniciativa “que queremos asegurarnos de que se viva”.

“No podemos llamarnos un pueblo eucarístico y albergar el racismo”, dijo, añadiendo que la carta del arzobispo Pérez “encaja perfectamente” con el Corpus Christi.

El padre Thorne se mostró esperanzado por el impacto de las medidas prácticas adoptadas por la arquidiócesis para abordar el racismo.

Los alumnos de St. Hubert “están llevando a cabo un programa de justicia reparadora” tras el incidente del vídeo racial, y “de ese doloroso momento han surgido muchas cosas buenas”, afirmó.

“El cambio llevará tiempo, pero eso no debe ser un obstáculo porque sabemos que ‘nada es imposible para Dios'”, dijo el arzobispo Pérez en su carta. “Nuestra fe se basa en la esperanza, y la esperanza no decepciona”.

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