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Católicos de Baltimore se unen en oración por las familias migrantes ante las detenciones

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Agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) realizaron recientemente cinco arrestos de miembros de una sola parroquia de Baltimore: Sagrado Corazón de Jesús–Corazón de Jesús en Highlandtown.

En una parroquia de 2,500 familias, el 95 por ciento de las cuales son hispanohablantes, eso ha sido suficiente para dejar a todos paralizados por el miedo, dijo al Catholic Review el Padre Redentorista Ako Walker, a pesar de que los feligreses anticipaban las detenciones. El Padre Walker es el vicario para los hispanos del arzobispo William E. Lori.

Ninguno de los arrestos se realizó en la iglesia.

El obispo Alberto Rojas de San Bernardino, California, porta una cruz del Jubileo en San Luis Río Colorado, México, el 12 de octubre de 2025, durante una peregrinación binacional desde San Luis, Arizona, a México. La peregrinación, que incluyó una misa, estuvo inspirada por la Iniciativa Kino Fronteriza, una organización católica con raíces en la orden jesuita y con sede en Nogales, Arizona, y Nogales, Sonora. (Foto de OSV News/cortesía de la Diócesis de Tucson)

Hasta el 21 de septiembre, la fecha más reciente disponible, ICE había detenido a casi 60,000 personas en todo el país. Según datos recopilados por el Proyecto de Datos sobre Deportaciones, ICE ha realizado 1,736 arrestos este año en Maryland –1,683 de ellos desde la toma de posesión del presidente Trump en enero– hasta el 26 de junio.

Sin un fin a la vista para las operaciones de ICE y las detenciones realizadas por agentes enmascarados, la ansiedad se mantiene profunda y constante.

“En las conversaciones, uno escucha que amigos y familiares han sido detenidos”, dijo el Padre Walker.

“No ha pasado una semana en la que no hayamos escuchado de alguien que fue detenido,” dijo Lia García, directora de la Oficina Arquidiocesana del Ministerio Hispano.

El Comité de Movilización de Inmigración de San Ignacio, un proyecto de la parroquia de San Ignacio en Mount Vernon, organiza vigilias de oración mensuales frente a la oficina de ICE en Baltimore.

“Siempre en propiedad de la ciudad, siempre pacíficas y siempre de oración,” dijo Kevin Burdinski, copresidente del Grupo Parroquial contra el Racismo.

“Usualmente nos reunimos un poco menos de 30 personas: feligreses, jesuitas de Loyola (Universidad de Maryland) y amigos de toda la arquidiócesis. Las realizamos alrededor de las festividades marianas a las 4 p.m.”

El Padre Walker, García y Burdinski reflexionaron sobre sus experiencias en la peregrinación binacional del 12 de octubre, “Migrantes, Peregrinos de Esperanza en Cristo”, realizada en la frontera entre San Luis, Arizona, y San Luis Río Colorado, México.

Ocho obispos de ambos países y representantes de otras cuatro diócesis encabezaron una procesión a través de la frontera, celebraron una misa bilingüe y firmaron una declaración conjunta que afirmaba: “en la Iglesia, nadie es un extraño.”

El obispo Gerald F. Kicanas, administrador apostólico de la Diócesis de Tucson, dirigió al grupo a lo largo de la calle principal de San Luis, en el extremo occidental de la diócesis, junto a los estados mexicanos de Sonora y Baja California. Se estima que 3,400 migrantes han muerto en esa región durante las últimas tres décadas.

El obispo Gerald F. Kicanas, administrador apostólico de la Diócesis de Tucson, Arizona, concelebra una misa binacional el 12 de octubre de 2025 en la Parroquia de la Inmaculada Concepción en San Luis Río Colorado, México. (Foto de OSV News/Montie Chávez, cortesía de la Arquidiócesis de Las Vegas)

“Nos unimos a nuestro Santo Padre, el Papa León XIV, al recordar que el Señor nos ha llamado a recordar a los más pequeños y débiles entre nosotros,” dijo el obispo Kicanas.

Los tres participantes de Baltimore tuvieron diferentes impresiones del evento.

Para el Padre Walker, fue la imagen de un par de sandalias abandonadas en el lado estadounidense del río Colorado.

“¿Podría contar la historia de la persona que cruzaba o una historia de sueños rotos? No podías evitar preguntártelo.”

El Padre Walker llegó a Estados Unidos desde Trinidad y Tobago en 2011. García llegó en 1992 con su familia desde El Salvador, y comentó:

“Mi corazón todavía siente por aquellos que se vieron obligados a huir.”

García valoró especialmente conocer a Magdalena Silva Rentería, conocida como “Hermana Magda”, directora del Centro de Refugio y Capacitación para Mujeres y Familias Migrantes (CAFEMIN) y coordinadora de la Red de Documentación de Organizaciones de Defensa de Migrantes.

Fue conmovida por “su testimonio de las muchas atrocidades (infligidas a) aquellos en México que esperan encontrar su camino hacia Estados Unidos. Estas personas han visto su dignidad pisoteada. Estas personas han sido abusadas varias veces. Han sido aprovechadas. Es sólo por un milagro que han podido sobrevivir.”

Para Burdinski, la imagen más impactante fue “el muro fronterizo en San Luis.”

“Al principio, ni siquiera me di cuenta de lo que estaba viendo. Luego me cayó el veinte. La magnitud y la fealdad de ello —esta enorme estructura oxidada que atraviesa la tierra— se sentía como una ofensa tanto a la creación como a nuestros vecinos.

‘Toda nación tiene derecho a la seguridad, pero ver cuánta belleza humana y natural se sacrifica en el proceso fue desgarrador.’”

La experiencia educativa en la frontera resultó intensa.

“Diría que, para mí, no hay manera de dejar las emociones a un lado,” dijo García. “Pero también fue conmovedor, porque aprendimos de lo que otras personas son capaces.”

El Padre Walker quiere responder a una pregunta esencial:

“¿Cómo usamos (nuestra) posición de privilegio para abogar por ellos? Reunir personas y expulsarlas no es una solución al problema. El sistema está roto.”

“El gobierno tiene el derecho y la responsabilidad de proteger su frontera,” añadió. “Pero no puede ser un solo enfoque.”

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