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Dolientes se reúnen en iglesia de Highlandtown para recordar a trabajador de la construcción fallecido

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Muchos de los dolientes que se acercaron al ataúd abierto de metal gris al concluir el funeral de Dorlian Castillo Cabrera el pasado 13 de abril parecían casi en un estado de incredulidad. Algunos lloraban mientras que otros se arrodillaban o abrazaban a sus familiares y seres queridos al contemplar el cuerpo del trabajador de la construcción católico de 26 años de Guatemala que pereció en el colapso del puente Francis Scott Key el 26 de marzo en Baltimore.

Dorlian Castillo Cabrera en la foto de su perfil de Facebook. El obrero de la construcción que trabajaba en el puente Francis Scott Key de Baltimore, murió el 26 de marzo cuando un buque carguero chocó contra el puente, provocando su derrumbe. (Foto de Facebook)

En su homilía durante el funeral oficiado en el Sagrado Corazón de Jesús en Highlandtown, el padre redentorista Ako Walker se dirigió a una congregación de más de 150 personas asegurando que la muerte no tiene la última palabra.

“Nosotros, como seguidores de Cristo, sabemos perfectamente, queridos hermanos y hermanas, que estamos dando una despedida temporal esta tarde a nuestro querido hermano porque un día vamos a volver a verlo”, dijo el párroco. “Está en nuestra fe y estas palabras no son palabras vacías. Son palabras de la promesa de Cristo y estas palabras nos ayudan en nuestra tristeza porque, en esta situación, debemos decir la verdad de la situación y, aunque tenemos muchas preguntas, la verdad que tenemos es Jesucristo”.

El féretro permaneció cerrado durante el funeral pero se abrió para una vigilia antes y después de la liturgia. Familiares, seres queridos y líderes comunitarios, incluida la vicegobernadora de Maryland, la demócrata Aruna Miller, presentaron sus respetos.

El padre Walker ha estado acompañando a las familias de los seis trabajadores que perecieron después de que un buque carguero perdiera potencia y chocara contra el puente ocasionando su derrumbe. El religioso estuvo con las familias mientras esperaban la noticia de la muerte de sus seres queridos y ha estado acompañándolas desde entonces.

Además de Cabrera, los otros trabajadores de la construcción que perdieron la vida fueron Miguel Luna, Maynor Yassir Suazo Sandoval, José Mynor López, Carlos Hernández y Alejandro Hernández Fuentes. Todos eran inmigrantes procedentes de México, El Salvador, Honduras y Guatemala.

Los cuerpos de Cabrera y Fuentes, que yacían en una camioneta roja, fueron recuperados de las gélidas aguas del río Patapsco. El pasado 8 de abril el equipo pastoral del Sagrado Corazón de Jesús organizó un servicio de oración seguido de una procesión con velas en memoria de las víctimas, conmemoración a la que asistió monseñor William E. Lori, arzobispo de Baltimore, y monseñor Bruce Lewandowski, C.Ss.R., obispo auxiliar. 

En su homilía en la misa funeraria de Cabrera el padre Walker reflexionó sobre el hecho de que los obreros de la construcción perdieran la vida durante la Semana Santa, un tiempo en el que los cristianos recuerdan el triunfo de Cristo sobre la muerte.

El padre redentorista Ako Walker es párroco del Sagrado Corazón de Jesús en Highlandtown. (Kevin J. Parks/CR Staff)

“Estamos celebrando esta noche con tristeza en nuestros corazones, sí, pero estamos celebrando la vida de un hombre, y tenemos que celebrar este don de la vida que disfrutó durante la temporada de Pascua para ayudarnos en la fe (a saber) que Jesús venció a la muerte para que podamos vivir eternamente”, dijo el padre Walker. “Jesús tuvo que sufrir la muerte para vencerla y su muerte y resurrección nos ayudarán a disfrutar de la vida eterna”, añadió.

En una entrevista con The Catholic Review antes de la misa funeraria, el padre Walker dijo que visitó la casa de Cabrera en el área de Baltimore y conoció a sus tres sobrinas, que le expresaron su profundo amor por su tío. “Era cariñoso, afectuoso y atento con sus sobrinas”, dijo el padre Walker. “Era muy, muy trabajador”.

Aunque ninguna de las víctimas era feligrés del Sagrado Corazón de Jesús y no todas eran católicas, el padre Walker puso la iglesia a su disposición para los funerales. Su parroquia bilingüe es predominantemente hispana y cuenta con gran representación de México, Honduras, Guatemala y El Salvador. “Sentí que abrir nuestras puertas a las familias era lo correcto”, dijo.

El padre Walker señaló que el consejo parroquial está trabajando en planes para formar grupos de feligreses que puedan proporcionar apoyo continuo a las familias de los fallecidos. “Son feligreses que quieren visitarlos y que quieren que sepan que se les está apoyando en la oración”, afirmó.

La Archidiócesis de Baltimore creó el Fondo de Ayuda para el Puente Francis Scott Key, que ha recaudado más de 170.000 dólares, incluida una donación reciente de 100.000 dólares de los Caballeros de Colón.

Dicho fondo apoya al ministerio en el Sagrado Corazón de Jesús y el trabajo de la parroquia con socios como el Centro Esperanza, dirigido por Caridades Católicas, para satisfacer las necesidades actuales de las familias de las víctimas y de otras personas de la ciudad que se enfrentan a la pérdida de puestos de trabajo. Esto podría incluir ayuda para los gastos de vivienda, tratamiento médico y de salud mental, así como la sustitución de los salarios perdidos.

La archidiócesis también ha recaudado 25.000 dólares para el Apostolado del Mar, un ministerio arquidiocesano que apoya a los navegantes internacionales en el puerto de Baltimore.

Durante el funeral de Dorlian Castillo Cabrera, celebrado el 13 de abril en el Sagrado Corazón de Jesús de Highlandtown, se observa una estampa de oración. (Cortesía de la Archidiócesis de Baltimore)

Andrew Middleton, director del Apostolado del Mar, ha estado apoyando a los miembros de la tripulación del carguero que chocó contra el puente y provocó su derrumbe. El ministerio también ha estado organizando misas y proporcionando otro tipo de apoyo a las tripulaciones de otros barcos varados en el puerto.

“Espero que vean que el Sagrado Corazón de Jesús es un espacio seguro”, dijo el padre Walker. “Que esta es una comunidad acogedora y que estamos dispuestos a abrazarlos en esta circunstancia tan pero tan difícil”.

El párroco dijo que las familias necesitarán “amor y apoyo en oración” mucho después de que el “fuerte ruido se calme”. También dijo que hay que centrarse más en los derechos de los trabajadores inmigrantes y en asuntos de justicia.

“No se trata en absoluto de hacer política”, afirmó. “Es ser fiel a lo que Jesús predicó y Él tenía una opción preferencial por los pobres y los que se encontraban al margen de la sociedad. Y nuestros hermanos y hermanas latinos se han encontrado constantemente en la periferia de la sociedad pese a que hacen una contribución significativa al desarrollo de los Estados Unidos”.

Envíe un correo electrónico a George Matysek a gmatysek@CatholicReview.org

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