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El Papa reza el Ángelus y agradece las oraciones por su recuperación

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Con voz ligeramente temblorosa, antes de dirigir el rezo del Ángelus, el Papa Francisco agradeció a todos los que rezaron por él y lo atendieron cuando estuvo en el hospital.

Saludando a unas 15.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro el 18 de junio, dos días después de que fuera dado de alta del hospital Gemelli de Roma tras ser operado de una hernia, el Papa agradeció a todos los que “me han manifestado afecto, preocupación y amistad, y me han asegurado el apoyo de la oración”.

“Esta cercanía humana y espiritual ha sido para mí de gran ayuda y consuelo”, dijo el Papa. “¡Gracias a todos, gracias, gracias de corazón!”.

Como de costumbre, el Papa Francisco también reflexionó sobre la lectura del Evangelio del día, Mateo 9:36-10:8, enfocándose en la línea que dice que Jesús envió a sus apóstoles a predicar que “el reino de los cielos está cerca”.

“Es el mismo anuncio con el que Jesús inició su predicación”, dijo el Papa, diciendo a todos que “el reino de Dios, es decir, su señorío de amor, se ha acercado, viene en medio de nosotros”.

La buena noticia de la cercanía de Dios, dijo el Papa, debería llenar a la gente de confianza porque “si el Dios del cielo está cerca, no estamos solos en la tierra”.

Al compartir el Evangelio con los demás, dijo, lo primero que hay que hacerles saber es que “Dios no es distante, es Padre, te conoce y te ama; quiere tomarte de la mano, también cuando vas por senderos empinados y difíciles, también cuando caes y te cuesta levantarte y retomar el camino”.

De hecho, dijo el Papa, “a menudo en los momentos en los que eres más débil puedes sentir más fuerte su presencia. ¡Él conoce el camino, Él está contigo, Él es tu Padre!”.

La mejor manera de proclamar la cercanía de Dios, dijo, es con “gestos de amor y esperanza en nombre del Señor; sin decir muchas palabras, sino haciendo gestos”, como Jesús instruyó a los apóstoles: “Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, curad a los leprosos, expulsad a los demonios. De gracia recibisteis, dad de gracia”.

Tras recitar el Ángelus, el Papa Francisco recordó que el 20 de junio es el Día Mundial del Refugiado, proclamado por la ONU, y habló de su “gran tristeza y mucho dolor” tras el naufragio el 14 de junio frente a las costas griegas de un pesquero repleto de inmigrantes — se calcula que iban entre 500 y 700 hombres, mujeres y niños a bordo — que intentaba viajar desde Tobruk, Libia, al sur de Italia.

Poco más de 100 personas, todos hombres, fueron rescatadas y, hasta el 18 de junio, se habían recuperado 78 cadáveres.

“Y parece que el mar estaba calmado”, dijo el Papa.

Hay informes contradictorios de la guardia costera griega, la agencia europea de fronteras y las organizaciones humanitarias sobre si la embarcación estaba en peligro y sobre las causas del naufragio.

No obstante, el Papa Francisco dijo: “Renuevo mi oración por los que han perdido la vida e imploro que se haga todo lo posible prevenir tragedias similares”.

El Papa también rezó por “los jóvenes estudiantes, víctimas del brutal ataque contra una escuela en el oeste de Uganda” a finales del 16 de junio. Las autoridades dijeron que miembros del grupo rebelde Fuerzas Democráticas Aliadas atacaron una escuela secundaria cerca de la frontera de Uganda con el Congo, matando a 41 personas y secuestrando a otras seis.

“Esta lucha, esta guerra por todos lados”, dijo el Papa. “¡Rezamos por la paz!”.

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