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Inmigrantes cumplen sus promesas con la llegada de la Antorcha de Guadalupe a la Arquidiócesis de Baltimore

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La Antorcha Guadalupana procesa por la calle Dogwood Road en Woodlawn hasta la parroquia de San Gabriel el 24 de noviembre de 2021. (Kevin J. Parks / CR Staff)

WOODLAWN – Más de 300 católicos hispanos de toda la Arquidiócesis de Baltimore recibieron a un equipo de corredores que llevaba la Antorcha Guadalupana encendida por las calles que conducen a la parroquia de San Gabriel en Woodlawn el 24 de noviembre, arrojando pétalos de rosas, bailando danzas aztecas y folclóricas, cantando canciones marianas y gritando “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”

La Antorcha Guadalupana, acompañada de imágenes de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, ha viajado más de 2,500 millas desde la Ciudad de México, donde se encendió el fuego de la antorcha en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe el 5 de septiembre. La llama conservada en veladoras, junto con la antorcha y las imágenes, permanecerá en la arquidiócesis de Baltimore hasta el 26 de noviembre, fecha en la cual el equipo de corredores de la Arquidiócesis de Baltimore reanudará el transporte de estos a la Diócesis de Wilmington, Delaware. Su destino final es Nueva York, donde se espera que llegue el 2 de diciembre.

La decimonovena “Carrera de la Antorcha Guadalupana”, es una peregrinación anual que recorre cinco estados mexicanos y 14 estados americanos durante tres meses. Varios corredores de cada lugar portan la antorcha durante distintos tramos por sus diócesis. Un equipo de la arquidiócesis de Washington llevó la antorcha a Baltimore.

“La llegada de la Antorcha Guadalupana a Baltimore es un símbolo de esperanza para la comunidad inmigrante”, dijo Lía Salinas, Directora del Ministerio Hispano de la Arquidiócesis de Baltimore. “La devoción Guadalupana trasciende fronteras y es una muestra de unidad entre personas y culturas”.

Pedro Peralta, feligrés de San Clemente I en Lansdowne, estará entre los corredores locales que llevarán la antorcha a Wilmington. Su devoción por el evento comenzó en su pueblo natal de San Antonio, una pequeña comunidad cerca de Puebla, México, donde él y su familia comenzaron a participar en la carrera en el 2008.

Peralta dijo que le prometió a Nuestra Señora de Guadalupe que la visitaría el día de su santo en su casa en el Cerro del Tepeyac, donde se construyó la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, por tres años consecutivos, pero antes de que pudiera cumplir el tercer año, tuvo que migrar a un nuevo país.

Réplicas de las imágenes de San Juan Diego, izquierda, y de Nuestra Señora de Guadalupe se llevan a la parroquia de San Gabriel en Woodlawn, en una de las muchas paradas durante la Carrera de la Antorcha Guadalupana el 24 de noviembre de 2021, la cual comenzó en la Ciudad de México y termina en Nueva York. (Kevin J. Parks / Personal de CR

“Siento que de una manera diferente estoy cumpliendo mi promesa aquí, sirviendo como un puente, para que otros puedan conocerla también”, dijo el organizador y “capitán” de la Antorcha Guadalupana en la Arquidiócesis de Baltimore por cuatro años consecutivos.

Peralta y su esposa, Cecilia, comenzaron a correr juntos durante la Carrera de la Antorcha Guadalupana como una devoción religiosa.

“No podíamos tener hijos, entonces le pedimos una bendición para nuestras vidas”, dijo Pedro Peralta. “La Virgencita nos concedió una niña, que ahora baila con mi esposa en la danza azteca en su santo (12 de diciembre) todos los años, y luego un niño”.

Cuando la salud de su hijo se encontraba en estado crítico, Micaela Lucero, feligresa de la parroquia de San Juan Evangelista en Columbia, le rezó a Nuestra Señora de Guadalupe por su sanación y le prometió una “manda”, una acción en agradecimiento de la intercesión de la Virgen de Guadalupe.

“No puedo decir que soy mexicana si no soy guadalupana”, dijo Lucero.

Su hijo fue completamente sanado un año después de que ella oró pidiendo su sanación. Ahora, como parte de su manda, su hijo visita a la Guadalupana en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe vestido de San Juan Diego, entrando al templo de rodillas hasta llegar frente al altar en su día el 12 de diciembre.

A woman and her son touch the image of Our Lady of Guadalupe prior to Mass honoring the Guadalupe Torch Run Nov. 24, 2021 at St. Gabriel Church in Woodlawn. The image and torch are making their way from Mexico City to New York over a several month journey. (Kevin J. Parks/CR Staff)

Lucía Romero, quien ha viajado custodiando la Antorcha de Guadalupe por 11 años desde la Ciudad de México a Nueva York, dijo que comenzó a ayudar con la carrera gracias a su hijo, un inmigrante mexicano en Maryland. Su hijo estaba triste de no poder visitar la tilma de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México, pero tenía la esperanza de encontrar consuelo en la visita de la antorcha. El hijo de Romero murió antes de que pudiera ver la antorcha en Maryland.

“El primer año lo hice por mi hijo, los años siguientes lo hice por los inmigrantes que no pueden ir a la Ciudad de México a visitarla”, dijo Romero. “Nuestra Señora de Guadalupe y correr son lo que me han sacado adelante”.

La celebración de la Antorcha Guadalupana en Woodlawn incluyó una misa bilingüe, bailes aztecas y folclóricos, canto de mariachis y un convivio con tamales y champurrado. La misa fue celebrada por el párroco de San Gabriel, Monseñor Thomas L. Philips, concelebrada por el vicario parroquial, el Padre Roger Brito Fernández y asistida por el diácono Vito S. Piazza.

“En este día de Acción de Gracias, mamá nos protege bajo su manto,” dijo el Padre Brito al reconocer que para muchos de los inmigrantes presentes, sus madres viven en otro país, y les aseguró que la Virgen les dice “Necesito visitar sus corazones, mis hijos no se preocupen yo estoy con ustedes”. Al igual que la Virgen le dijo a San Juan Diego, “No temas, ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”

Envíe un correo electrónico a Priscila González de Doran a pdoran@CatholicReview.org

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