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Organizaciones y autoridades eclesiásticas urgen para que la crisis migratoria se aborde desde la dignidad humana

En lugar de hiperpolitizar la frontera, los funcionarios deberían encontrar soluciones humanas y viables que protejan la dignidad y los derechos humanos de los migrantes, dijeron expertos que trabajan con migrantes en la frontera en un webinar el 21 de febrero.

El webinar “Decir la verdad sobre la frontera: Una visión humana de la gestión de fronteras” fue convocado por el Centro de Estudios sobre Migración de Nueva York (CMS). Incluyó aportaciones de personas que han vivido y trabajado en la frontera entre Estados Unidos y México, quienes compartieron sus perspectivas y experiencias sobre la situación actual.

Monseñor Mark J. Seitz, obispo de El Paso, Texas, y presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, abrió la discusión. “La inmigración es vista por muchos como una cuestión de aplicación de la ley, una cuestión legal o social. Desde la perspectiva de la Iglesia, es una cuestión humana. Específicamente se trata de los derechos humanos y la dignidad humana”, expresó.

“El reciente acuerdo fronterizo, que debilitaba la protección de los solicitantes de asilo, entre otras cosas, habría violado los derechos humanos desde la perspectiva de la Iglesia”, dijo el obispo Seitz, en referencia a una propuesta de ley bipartidista en el Congreso, que terminó siendo rechazada.

“Habría hecho más difícil que los solicitantes de asilo de buena fe pudieran siquiera optar a una audiencia ante un juez”, señaló el prelado y agregó que dicho acuerdo “habría aumentado los poderes de deportación de las fuerzas del orden”.

El obispo dijo que combinar una menor protección con una mayor aplicación de la ley es una “fórmula peligrosa” que conduciría al retorno de los perseguidos a las peligrosas situaciones de las que huyeron.

“Creemos que hay formas de gestionar nuestra frontera sur sin sacrificar los derechos humanos, puntualizó. “La frontera se estabilizaría si nuestros funcionarios electos examinaran todos los aspectos de nuestro quebrantado sistema de inmigración, y pusieran énfasis en las vías legales, protegerían a los migrantes y solicitantes de asilo, debilitarían las redes de contrabando y ayudarían a satisfacer nuestras necesidades de mano de obra”.

Así mismo el obispo aseguró que se necesita de un esfuerzo concertado por parte de Estados Unidos y otros países para abordar las causas profundas que los obliga a migrar, de modo que los inmigrantes y los solicitantes de asilo puedan permanecer en sus países de origen y criar a sus familias en condiciones seguras.

El obispo Seitz sugirió tres principios para abordar la migración: el derecho de asilo está consagrado en la legislación nacional e internacional y no puede ni debe ser restringido, los migrantes deben ser tratados con respeto y dignidad y, finalmente, el control y la gestión de fronteras deben hacerse de manera que protejan los derechos humanos, la dignidad humana y el derecho al debido proceso.

“Animo a nuestros funcionarios electos a retomar las conversaciones bipartidistas sobre la reforma migratoria que reparen un sistema de inmigración anticuado e inviable”, concluyó el obispo. “En lugar de utilizar la inmigración como una cuestión política, deberían demostrar su capacidad para gobernar y encontrar soluciones humanas y viables que sirvan tanto a los intereses de nuestra nación como a los de quienes pretenden emigrar aquí”.

Joanna Williams, directora ejecutiva de la Iniciativa Kino para la Frontera, ubicada en Nogales, Arizona, y Nogales en Sonora, México, brindó un panorama de la situación que se vive actualmente en la frontera.

Ella dijo que apreciaba, en el lado estadounidense de la frontera, la acogida y coordinación entre gobiernos locales y organizaciones sin ánimo de lucro. Pero también alertó sobre cómo muchas de estas infraestructuras de acogida que se han creado “corren el riesgo de derrumbarse debido a la falta de financiación para seguir apoyándolas”.

Del lado mexicano de la frontera, dijo Williams, Kino trabaja principalmente con personas que están varadas en la ciudad de Nogales y aunque la migración a lo largo de la frontera es muy diversa e internacional, todavía ven principalmente mexicanos que quieren emigrar a Estados Unidos. En 2023 el 76% de los migrantes atendidos en su organización eran mexicanos y la mitad de ellos provenían del estado de Guerrero, donde factores como la inseguridad, la delincuencia y la corrupción generan más desplazamientos forzados entre la población, explicó.

A su turno, Guerline Jozef, fundadora y directora ejecutiva de Haitian Bridge Alliance, con sede en San Diego, California, abordó las problemáticas que viven migrantes provenientes de Haití y países como Guinea o el Congo, en otros continentes. “Todos sabemos lo que está pasando en el Congo, vemos gente que huye de la esclavitud en Mauritania, de la guerra en Kenia y en Camerún. Recibimos gente de Pakistán, de Eritrea y de Palestina. Ahora mismo estamos recibiendo gente de Afganistán”, dijo.

Josef destacó que “la gente huye de su país de origen. La mayoría acaba en Sur América, sobre todo en Brasil o Ecuador y caminan — repito caminan — desde Brasil hasta la frontera entre los Estados Unidos y México”.

Muchos pasan por el Tapón del Darién, que “es uno de los lugares más peligrosos de la Tierra” donde “la gente está muriendo en estos momentos, mientras estamos hablando”, dijo, añadiendo que su organización fue al Darién. “Puedo compartir algunas historias con ustedes para que puedan entender realmente el impacto de nuestras políticas y cómo nosotros en los EE.UU. seguimos empujando nuestras fronteras hasta Panamá, Colombia y otros lugares, obligando a la gente a no tener otra opción que poner sus vidas en manos de los traficantes de personas y contrabandistas que los secuestran e incluso a veces los matan”, afirmó Jozef.

Por su parte Dylan Corbett, director ejecutivo de Hope Border Institute de El Paso, Texas, se refirió, entre otras cosas, a la aplicación móvil CBP One — que tiene que ser utilizada por los inmigrantes que buscan protección en la frontera para poder concertar una cita para presentarse en un puerto de entrada de EE.UU. — llamándola “un verdadero fracaso sistémico”.

“CBP One no funciona. Puede ser parte de la caja de herramientas de las cosas que funcionan, pero el gobierno tiene que ampliar su capacidad, simplificarlo, hacerla más flexible, y asegurarse de que estamos dando prioridad a los vulnerables. Porque ahora mismo, aunque funciona para muchos, no funciona para todos. Y por eso está muriendo demasiada gente”, afirmó.

Corbett también aseguró que “la política no está funcionando”. La frontera se ha hiperpolitizado, dijo y “ahora es un obstáculo para todos los esfuerzos de reforma migratoria, republicanos y ahora demócratas”.

“Las acciones de Texas en los últimos meses, en los últimos años, en los últimos días son verdaderamente demoníacas y avivan las llamas de esta politización. Y todo es político”, dijo. “Cuando te quedas atrapado en esa lógica de crisis, ya no puedes ver soluciones”.

Corbett también dijo que se necesita “una visión basada en la fe y la esperanza, con estructura y capacidad para conectar todos los puntos de luz entre la frontera y el interior”.

“No hay crisis migratoria. Hay una crisis de imaginación, una visión de la vulnerabilidad humana, de la violencia contra las mujeres, de la desigualdad, del racismo, de la conveniencia política, del chivo expiatorio. Esa es la crisis. Tenemos que desengañarnos del lenguaje de la crisis”, concluyó Corbett.

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