Casi no las consiguen.
Las prendas tradicionales nigerianas que Grace, la madre del diácono Johnpaul Ubah, había pasado semanas confeccionando en Nigeria aún no habían llegado a casa de su hijo en Maryland en los días previos a su ordenación diaconal permanente para la Arquidiócesis de Baltimore que tendría lugar el 30 de septiembre.
Pero, con la ayuda de un sacerdote amigo de África y luego de un viaje transatlántico que incluyó un trayecto de ocho horas en bicicleta por Nigeria, las preciadas vestimentas llegaron un día antes de la ordenación.
Ocho de los 10 hijos del diácono Ubah y su esposa Joy lucieron con orgullo las prendas con motivos circulares por primera vez en la mañana de la ordenación (dos hijos no pudieron asistir). Sus coloridos atuendos destacaron en la congregación de más de 1.000 fieles que presenciaron cuando el Arzobispo William E. Lori confería el sacramento del Orden al diácono Ubah y a otros 13 ordenandos.
La combinación de colores azul y negro fue elegida por el diácono Ubah para reflejar la devoción de su familia a la Santísima Virgen María y su oficio como agente de policía del Departamento del Tránsito de Maryland.
Momentos después de que resonara en los muros de la catedral la letra final de una triunfal interpretación del himno Go Make of All Disciples al término de la liturgia de ordenación que duró más de dos horas, el diácono Ubah sostenía a una hija pequeña en un brazo mientras le trazaba la señal de la cruz en la frente. Los otros nuevos diáconos abrazaron igualmente a sus familiares, aceptaron felicitaciones y posaron para las fotos de los numerosos simpatizantes.
La ordenación fue un momento de gran alegría, dijo el diácono Ubah, y se sintió bien llegar al día tan esperado. La ordenación de la promoción de este año se había retrasado a causa de la pandemia de coronavirus.
“Como diácono, sé que mi servicio a la Iglesia consiste en atender a los necesitados, especialmente a los más vulnerables de nuestra sociedad”, comentó el diácono Ubah, feligrés de Santa Juana de Arco en Aberdeen. “Y siendo diácono ahora, sé que tengo más oportunidades de hacer realmente ese trabajo con eficacia para la iglesia y la misión de Dios”.
El Arzobispo Lori ordenó el mayor número de diáconos permanentes desde la ordenación de 16 que hubo en 2013. Los 14 miembros de la promoción de este año han pasado cuatro años y medio de formación en el Seminario y Universidad St. Mary de Roland Park y en diversas asignaciones pastorales en parroquias, hospitales, prisiones y otras instituciones de la Arquidiócesis de Baltimore.
Además del diácono Ubah, los demás recién ordenados son los diáconos Manuel Aliaga de St. John the Evangelist en Columbia; Juan Orlando Beltran Argueta de St. Gabriel en Woodlawn; Christopher Cosentino de St. Ann en Hagerstown; Magnus Okwudili Ezeani de St. Thomas More en Baltimore; David Glassman de St. Isaac Jogues en Carney; Kenneth Goedeke Jr. de St. Ignatius en Hickory; y William Hyde de Holy Family Catholic Community en Middletown.
También fueron ordenados los diáconos James Johnson de St. Timothy en Walkersville; Michael King de Our Lady of Perpetual Help en Ellicott City; Brian Olsen de St. Margaret en Bel Air; Daniel Webster de St. Margaret; Oscar Rolando Velasquez de Sacred Heart of Jesus/Sagrado Corazón de Jesús en Highlandtown/St. Patrick en Fells Point; y Thomas White de St. Joseph en Sykesville.
En su homilía, el Arzobispo Lori dijo que el sello distintivo del ministerio diaconal es “la caridad que brota del corazón de Cristo”. Si Dios es amor, dijo, entonces el verdadero poder y la verdadera autoridad no son otra cosa que el amor.
“Solo podemos pertenecernos unos a otros si nos subordinamos unos a otros”, dijo el Arzobispo Lori, que estuvo acompañado en la Misa por el Obispo Auxiliar Bruce Lewandowski, C.Ss.R., y más de 100 sacerdotes y diáconos.
El Arzobispo Lori animó a los nuevos diáconos a leer las Escrituras a diario. Les dijo que mantuvieran los ojos “fijos en Jesús” cuando sirvan en el altar y realicen otras tareas diaconales.
Durante la liturgia, los postulantes al diaconado colocaron sus manos en las del Arzobispo Lori, y prometieron respetarlo y obedecerlo a él y a sus sucesores. Tras su ordenación, los nuevos diáconos fueron investidos con estolas y dalmáticas, las vestiduras litúrgicas de su oficio. El arzobispo entregó a cada nuevo diácono un libro de los Evangelios y les ofreció un beso fraterno, gesto que repitieron más de 50 diáconos.
El diácono Goedeke dijo que lo más destacado de la liturgia para él fue postrarse en el santuario con sus hermanos candidatos durante la liturgia de ordenación mientras toda la congregación entonaba las letanías de los santos.
“Creo que fue el momento más emotivo”, dijo, “cuando pedimos a todos los que nos han precedido que rezaran por nosotros en este nuevo ministerio de servicio a los demás. Sabemos que no lo hacemos solos. Lo hacemos con la nube de testigos que nos han precedido y que rezan por nosotros e interceden por nosotros”.
El diácono Goedeke expresó su gratitud a su esposa Bridgit por su apoyo en el discernimiento hacia el ministerio diaconal, un sentimiento que fue compartido por todos los nuevos diáconos hacia sus esposas y familias. Al final de la liturgia de ordenación, los 14 nuevos diáconos se pusieron de pie y aplaudieron cuando el Arzobispo Lori agradeció a sus seres queridos por sus oraciones y apoyo a los nuevos diáconos.
“Hubo muchos sacrificios por parte de todos nosotros”, dijo el diácono Goedeke. “Pero nos apoyaron en todo momento con sus oraciones. Nuestra familia es una que definitivamente ve el ministerio en conjunto: que somos llamados como unidad familiar para servir al pueblo de Dios. Y mi esposa y mis hijos definitivamente me han acompañado mucho a lo largo del camino”.
Entre los diáconos recién ordenados hay quienes hablan varios idiomas. Algunas de las lecturas y cantos de la Misa se proclamaron y entonaron en español, y había un importante contingente de feligreses hispanohablantes en la congregación.
El diácono Aliaga, un católico hispanohablante originario de Perú que trabaja en el Centro Católico de Baltimore, dijo que espera que sus habilidades bilingües sirvan al pueblo de Dios en su ministerio como clérigo recién ordenado.
“Para mí es una prioridad”, dijo. “Quiero ser capaz de tender puentes y ayudar a la gente a conocerse y tener una iglesia que sea al mismo tiempo más unida y más diversa”.
El diácono Olsen, arquitecto y propietario de Skorpa Design Studio, dijo sentirse “un poco abrumado” por su ordenación.
“Siempre me ha apasionado el ministerio de los jóvenes y los hombres, por lo que esas son las dos áreas en las que probablemente estoy más emocionado de seguir trabajando en una capacidad más oficial”, dijo, “aunque servir en el altar es algo muy hermoso.”
Bethany, la esposa del diácono Olsen, dijo que estaba orgullosa de su marido.
“Es increíble”, dijo. “Es algo por lo que él ha trabajado tanto, y tener a Dios en nuestra vida de esta manera para guiarlo y guiar a esta familia, es una bendición”.
El diácono Glassman dijo que era bueno estar con sus hermanos diáconos después de recorrer un tortuoso camino hacia la ordenación para todos ellos.
“Fue un largo viaje y se extendió un poco más de lo normal debido a COVID”, explicó. “Es tan emocionante estar aquí y ser capaz de llegar a esta transición en la vida, donde todos estamos en transición a la llamada de Dios a ser diáconos y lo que eso conlleva”.
Para ver más fotos o comprar copias, visite nuestra galería Smugmug aquí. Para ver una grabación en directo de la ordenación, haga clic aquí.
Para ver los perfiles de los nuevos diáconos, haga clic aquí.
Envíe un correo electrónico a George Matysek a gmatysek@CatholicReview.org
Para ver más fotos de la ordenación, haga clic en el siguiente pase de diapositivas:
En Español
Copyright © 2023 Catholic Review Media
English
Spanish