NOGALES, México (OSV News) — Líderes religiosos, defensores de los migrantes y migrantes se dieron cita en Nogales, Sonora (México) para una conferencia de prensa en la que denunciaron ataques al derecho de asilo y se comprometieron a seguir apoyando a aquellos que atraviesan una larga espera en busca de asilo en Estados Unidos.
El 21 de marzo, líderes de organizaciones pro migrantes — como Kino Border Initiative, Jesuit Conference Office of Justice and Ecology, Jesuit Refugee Service y Ignatian Solidarity Network — participaron del encuentro bilingüe ‘Nosotros Decimos Bienvenidos’ al cumplirse los tres años de la invocación del llamado Título 42 en marzo del 2020 por el gobierno Trump.
Según el sitio web oficial de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP), esta política fue implementada para “ayudar a prevenir la introducción del COVID-19 en las instalaciones fronterizas y en los Estados Unidos, las personas sujetas a la orden no serán retenidas en zonas de concentración para su procesamiento y, en su lugar, serán expulsadas inmediatamente a su país de último tránsito”.
Para líderes y activistas, el Título 42 — que ha continuado bajo esta administración y se espera termine en mayo — limita el acceso al asilo y los pone en riesgo de ser rápidamente deportados. El evento se dio tras la propuesta de la administración Biden de restringir severamente el acceso al asilo en Estados Unidos.
Este encuentro en Nogales, se llevó a cabo justo en el muro que separa a México de los Estados Unidos, cerca del puerto de entrada DeConcini. “Estamos aquí porque nuestros gobiernos están pasando políticas que nos hacen sufrir aquí en la frontera y no respetan el hecho de que somos hermanos”, dijo Joanna Williams, directora ejecutiva de Kino Border Initiative, una organización que trabaja a ambos lados de la frontera. “Estamos aquí conmemorando el tercer aniversario de Título 42, tres años de sufrimiento, de exclusión, de expulsiones de gente buscando cómo sobrevivir aquí en Nogales”, continuó en español.
Según un informe de la CBP, durante el año fiscal 2022 se registró una cifra récord de más de 2,2 millones de encuentros, que incluyen expulsiones en virtud del Título 42, aprehensiones en virtud del Título 8 y repetidos intentos de cruzar la frontera. Miles de solicitantes de asilo han estado esperando en México para presentar su caso.
Informes recientes también dicen que migrantes provenientes de Venezuela, Cuba y Nicaragua superaron en cantidad a aquellos de El Salvador, Guatemala y Honduras, quienes habían representado la mayoría de migrantes en la última década.
“Como jesuitas hablamos de la importancia de acompañar a los más necesitados en las fronteras del mundo y por eso estamos aquí”, afirmó el padre jesuita Brian Strassburger, quien trabaja con migrantes en la Diócesis de Brownsville, Texas. “Hay muchas cosas que dificultan el camino de los que llegan a la frontera… En mi trabajo me inspira la fe de los migrantes y cómo ésta es una fuente de esperanza que les da la fuerza necesaria para seguir adelante”.
Hablando en inglés y español, el padre Strassburger añadió que “la política fronteriza de los Estados Unidos sigue retrasando y excluyendo a familias como las aquí presentes. Ya hemos visto muchos problemas con la aplicación CBP One”.
El sacerdote destacó las dificultades con el proceso de registro para obtener una cita, debido a que los migrantes no tienen acceso ni a un teléfono inteligente ni a conexión a Internet. Esto añade más estrés a la ya angustiosa espera de los migrantes que se ven obligados a permanecer en territorio mexicano mientras aspiran a entrar en Estados Unidos e iniciar un proceso de solicitud de asilo.
Y es que para organizaciones y líderes proinmigrantes preocupan especialmente las poblaciones vulnerables como lo son niños, personas de avanzada edad y mujeres embarazadas que tratan de conseguir citas para presentar sus casos.
“¿Podemos tratar a los migrantes con los mismos valores que afirmamos tener como país? Yo creo que sí”, expresó el padre Strassburger. “Sin duda podemos responder mejor para abrir caminos de ofrecer una verdadera bienvenida cristiana a quienes llegan a nuestra frontera, que ingresen a nuestro país y contribuyan a nuestra sociedad”.
Detrás de la decisión de migrar de cada uno de esos miles de personas hay una historia donde el hambre, la injusticia, la violencia, los altos índices de criminalidad y la persecución que sufren en sus propios países no les ha dejado otra opción más que abandonar su tierra, dijeron los defensores.
El padre Strassburger hizo un llamado enérgico: “Lo que encuentro, una y otra vez, es una falta de voluntad política para crear caminos humanos y dignos para los migrantes, pero lo que quiero decir es que conozcan a los migrantes y conozcan sus historias”.
Durante este encuentro de migrantes y líderes pro inmigrantes, una mujer llamada Leslie compartió su historia. “Esto es una experiencia que jamás se borrará de mi mente por todas las desgracias que he pasado desde que salí de mi país de origen”, dijo esta migrante que ya cumplió seis meses esperando para cruzar a suelo estadounidense. Durante su intervención ella pidió al gobierno un trato compasivo y apoyo porque todo lo que quieren es sentir que pueden vivir en libertad, tranquilidad y seguridad.
“Nosotros ciertamente oramos por una reforma migratoria justa y humana, pero nuestras oraciones son vacías si no estamos dispuestos a respaldarlas con acciones”, afirmó en su intervención el padre jesuita Scott Santarosa, párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe en San Diego, California. “(Necesitamos) venir y levantar nuestras voces ante los gobernantes para demandar justicia para nuestros hermanos de Venezuela, Nicaragua, Michoacán y otras partes de México. Tenemos que poner nuestra fe en acción”.
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