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Varias horas después de que el puente Francis Scott Key se derrumbara en el río Patapsco el 26 de marzo, más de 200 personas, muchas de ellas todavía en estado de shock, se reunieron en oración en una misa a las 5:30 p.m. en la Catedral de María Nuestra Reina en Baltimore.

Desde que el puente Francis Scott Key de Baltimore colapsó en la madrugada del 26 de marzo, el padre redentorista Ako Walker ha servido de apoyo espiritual a las familias de los seis trabajadores hispanos de la construcción que, se cree, perecieron en la tragedia.

Con el programa Welcome Circles (Círculos de Bienvenida) de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, comunidades católicas han estado apoyando a familias migrantes que llegan a los Estados Unidos huyendo de situaciones de crisis.

El 19 de marzo, una Corte Suprema dividida levantó una pausa temporal sobre una controvertida ley de Texas que convierte en delito estatal la entrada irregular al país y que permitiría a la policía local detener a migrantes sospechosos de haber cruzado la frontera sin autorización, permitiendo al estado aplicar la ley mientras el litigio sigue su curso.

La reciente visita pastoral a El Salvador, que García ayudó a coordinar, fue diseñada para ayudar a los que se encuentran en el ministerio hispano en los Estados Unidos a entender mejor las realidades sociales, espirituales y culturales del este país centroamericano, así como para servir mejor a las personas de ascendencia salvadoreña en las diócesis católicas aquí.

En lugar de hiperpolitizar la frontera, los funcionarios deberían encontrar soluciones humanas y viables que protejan la dignidad y los derechos humanos de los migrantes, dijeron expertos que trabajan con migrantes en la frontera en un webinar el 21 de febrero.

Un reconocido defensor católico de la inmigración ha planteado dudas sobre si las restricciones en una propuesta fronteriza bipartidista presentada ante el Congreso podrían ayudar o empeorar la situación que viven los migrantes que intentan ingresar a los Estados Unidos.

Este año, la Marcha por la Vida que tendrá lugar en Washington D.C. el 19 de enero promete empoderar a las mujeres que enfrentan embarazos inesperados con el mensaje de que no están solas y que el movimiento provida está listo y esperando para ayudar a quienes eligen la vida para su bebé.